Sobran artículos en internet para relatar la historia de estos interesantes personajes de la historia. Así que a manera de recapitulación diré los aspectos más interesantes a destacar en su haber.
Los médicos de la peste fueron personas que (en muchos casos) sin tener un grado de estudios completo en medicina se dedicaron a atender a los enfermos de peste durante el transcurso de los siglos XIV y XV en Europa y zonas aledañas. Su ropa se debía a la creencia que la enfermedad, provocada por la bacteria Yersinia pestis se propagaba a través del aire. El vector real de la bacteria eran las ratas y las pulgas, según se sabe se originó entre las filas del ejercito Mongol quien empleó los cadáveres contaminados como arma, catapultándolos hacia las ciudades sitiadas y de ahí se extendió al resto de Europa.
La protección de los médicos de la peste constaba de una máscara en forma de pico con cristales en los ojos, el pico contenía una mezcla de hierbas aromáticas y otros elementos que se suponían limpiaban el aire que respiraba su portador, poseía dos agujeros, uno a cada lado de la máscara, que permitían la respiración. El resto del atuendo estaba hecho de piel cubierto con cera y se empleaba para evitar el contacto directo con los enfermos, por ello también utilizaban una vara. A pesar que en términos reales dicho atuendo no les servía de nada, en cierto modo les podía haber dado en muchos casos la certeza y fuerza para mantenerse bien psicológicamente estando entre los enfermos. Hoy día esto se podría comparar a una persona que utiliza un cubrebocas esperando que su nivel de filtración (el cual no es el correcto) le protega del virus COVID-19, aunque no sabe que la máscara es inútil esta le da tranquilidad. La sensación de seguridad y de protección es la característica principal del atuendo del médico de la peste que pasó a formar parte de las máscaras y disfraces carnavalescos de Italia y posteriormente conocido en el mundo. La invención del atuendo más popular se atribuye al médico francés Charles de Lorme.
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